“La política se ha reducido, degenerado, a una actividad meramente estratégica. ¿Estratégica para qué? No está claro. La ética también se pregunta sobre lo que en el fondo queremos. «Votaré Apruebo», anunció Pablo Longueira hace ya un par de semanas. Su argumento es, en términos sencillos, el siguiente: ¿para qué diablos quieren infligirse la peor derrota de la historia? Es decir, cálculo. Él, por supuesto, está en verdad por el Rechazo, pero no cree que estén las condiciones políticas para defender esta posición. Prefiere rendirse o, como se dice hoy, «navegar». Al final, ya no importa. En la medida en que se renuncia a un horizonte y se opta, en cambio, por enfocar la mirada en la tierra para evitar todo tropiezo, poco importa lo que se decida. ¡Muy hábil! Sin duda, en el plano táctico. Pero la acción política, como también recordaba Spaemann, se trata de algo muy diferente, se trata de «hacer algo lleno de significado»”, señaló en su columna el investigador y profesor de Derecho Administrativo en la Facultad de Derecho de la Universidad Finis Terrae, Cristóbal Aguilera.
Los invitamos a leer el texto completo en este enlace.