“Ni aun en las cosas más básicas de la vida somos autónomos, independientes, autárquicos. Incluso para llegar a pensar necesitamos a los demás, pues alguien debe enseñarnos un lenguaje. Intentar desprendernos de todo, no reconocer nada más que nuestro propio yo, solo provoca frustración; la frustración de quien busca algo que no existe, y que por eso jamás lo encuentra”, planteó el académico en la columna que los invitamos a leer completa en este enlace.