Debido al agravio sufrido por el senador José Miguel Insulza (77 años) por parte de la diputada Pamela Jiles (59 años) y el alcalde Daniel Jadue (53 años), quienes se refirieron al senador con frases que lo mandaban a “cambiarse los pañales” o que afirmaban que vivía con “demencia senil”, la directora de la Escuela de Derecho de la Universidad Finis Terrae, doctora Ángela Arenas, analizó el hecho como un ejemplo de las arbitrarias discriminaciones que sufren los adultos mayores en nuestro país, con estereotipos negativos que no se condicen con la realidad que muestran las estadísticas de ese grupo etario.
“Variables asociadas al maltrato son la falta de conocimientos y formación, los sentimientos de incomprensión y las características injustamente asociadas a la persona mayor, por ejemplo, improductividad, dependencia, carga económica, aislamiento, soledad, desinterés social, etc. De todas las características descritas, ninguna de ellas las detentaría el senador Insulza, quien a lo largo de su carrera política ha servido al país en distintas funciones públicas, nos ha representado en el ámbito internacional y nos ha dado testimonio permanente de respeto cívico y de la importancia de dialogar”, señaló la docente en su columna, que pueden leer en este enlace.