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Padre Pablo Redondo: “Ser mejor es una invitación a cambiar este mundo comenzando por uno mismo”

El nuevo capellán de la U. Finis Terrae tiene claro sus objetivos y desafíos: “Ser un buen instrumento humano para que los demás vean a Cristo en sus vidas”, asegura.

Padre Pablo Redondo: “Ser mejor es una invitación a cambiar este mundo comenzando por uno mismo”

A pocos meses de asumir como nuevo capellán de la Universidad Finis Terrae, el Padre Pablo Redondo, tiene la convicción de que Cristo está presente en todas las actividades de la vida universitaria.

“Que la fe en Cristo pueda ser asimilada en los diferentes ambientes en que se mueven nuestros alumnos y todo el personal de la universidad: en la oración, en el deporte, en la acción solidaria, en la formación y en la música”, asegura.

El Padre Redondo, quien nació en Valladolid, España, tiene un largo recorrido dentro de la Congregación de los Legionarios de Cristo. Comenzó a seguir su vocación sacerdotal cuando tenía 13 años en uno de los centros vocacionales. Ingresó al noviciado en 1994 en Salamanca, España. Ahí comenzó un largo itinerario formativo hasta la ordenación sacerdotal que lo llevó por Nueva York, Ciudad de México, Barcelona y Roma. En esta última ciudad finalmente fue ordenado sacerdote, a finales de 2010 .“¡Ya falta poquito para mi 10º aniversario!”, dice.

Antes de llegar a la U. Finis Terrae, el capellán ejerció el ministerio sacerdotal en Brasil, México, Italia y Chile. Pasó su último período en Roma, donde realizó estudios de especialización en Teología y ayudó como formador en un seminario de los Legionarios de Cristo. Las labores que ha realizado son variadas: ayuda en trabajos secretariales, profesor de Ciencias Religiosas, capellán de colegio, formador de seminaristas y, de manera puntual, ayudando en misiones de evangelización. 

Según el Padre Redondo, su vida ha estado llena de oportunidades. “Es una bendición poder ayudar a los demás en sus necesidades espirituales”,  dice. En ese sentido asegura que su rol como nuevo capellán le ilusiona porque le permitirá ayudar a todos los integrantes de la comunidad universitaria a acercarse a Cristo.

 

-¿Cómo llega a la U. Finis Terrae?

He llegado lleno de deseos de compartir la experiencia de Dios, que me ha llenado la vida y que me permite ser quien soy. Deseo que tantos otros puedan ser tocados por Jesús, que le conozcan, que le lleguen a amar. Sé que no siempre es fácil, porque hay muchas personas que no lo conocen o tienen tantos prejuicios en contra de la religión o de la Iglesia. Hacer la experiencia de Jesús que aún está vivo y que toca nuestra vida es, en último término, un don de Dios al que además tenemos que consentir. Tantas veces ese es el mejor escudo para quien no quiere oír la voz de Dios en su vida, pero lo que Dios sí logra en los hombres y mujeres que se prestan a la acción de la gracia es mucho más grande que lo que queda en ellos por mejorar. Sólo quien hace la experiencia en serio puede darse cuenta que la cercanía a Dios transforma la vida por dentro y por fuera. Así que así he llegado a la Universidad, con muchas ganas de ser un buen instrumento humano para que los demás vean a Jesús en sus vidas.

-¿Cuál es su misión en la U. Finis Terrae?

En la línea de lo que acabo de decir, mi misión es hacer presente a Jesús en esta institución de educación superior. Cualquiera pudiera preguntar «¿no es acaso algo demasiado grande para una sola persona?» Sin lugar a dudas, es algo para lo que nadie está plenamente capacitado, pero cada uno en su limitación busca dar lo mejor de sí mismo para que Él actúe. Cuando un sacerdote bendice, consagra, perdona los pecados es Jesús el que bendice, consagra, perdona los pecados. Ha sido Jesús el que me ha escogido y enviado al mundo para eso. Yo le respondí que sí en mi vida, y trato que esa respuesta sea la misma día a día, el resto de cómo va a lograr Jesús llegar a tantos a través de mi vida sacerdotal es también algo de lo que Él mismo se encarga. Sé que no estoy solo, ni mucho menos, sé que vengo a sumarme al esfuerzo de cientos de personas que dan lo mejor de sí en este lugar. 

-¿Cuáles son sus objetivos como nuevo capellán? 

Mis objetivos como nuevo capellán están en consonancia con los objetivos de todo el equipo de pastoral. En definitiva, que la fe en Cristo pueda ser asimilada en los diferentes ambientes en que se mueven nuestros alumnos y todo el personal de la Universidad: en la oración, en el deporte, en la acción solidaria, en la formación y en la música. Hay una gran variedad de iniciativas del equipo de pastoral dentro de todo un programa que se ha llamado «Terrae Fecundae» que desean lograr que cada uno en su realidad pueda encontrar a Dios como un amigo que le acompaña.

-¿Qué significa para usted Ser Mejor?

¡¿Cuánto cambiaría este mundo si cada uno se hiciera esta pregunta cada mañana al comenzar la jornada y la tratara de responder con lo que hace durante el día?! Va muy en consonancia con el ideario de la misma Universidad: «Vence el mal a fuerza de bien». Ser mejor es una invitación a cambiar este mundo comenzando por uno mismo y para eso, darse cuenta que no se logra sólo por las propias fuerzas sino con la ayuda de Dios que nos transforma por dentro. A partir de ese punto ser mejor implica la búsqueda de ser un líder de acción positiva en su medio ambiente, que conquista con todo lo que hace, comenzando por su ejemplo y testimonio de vida. A personas así en la Iglesia les llamamos santos y tenemos como ideal de vida a Jesucristo que no sólo nos indica el camino sino que nos acompaña y da la fuerza para recorrerlo y también tenemos a la Virgen María que nos muestra que sí se puede. 

 

Sacerdote frente al COVID- 19

-¿Cómo se organiza para afrontar esta contingencia? 

Mi experiencia de capellanía dentro de la Universidad ha comenzado y se sigue desarrollando dentro de estas circunstancias de contingencia sanitaria. ¡Aún no he pisado físicamente la universidad! Al día de hoy estoy ayudando en la pastoral con un grupo de jóvenes que desean ser catequistas el próximo año, también ayudó a otros en su preparación para el sacramento de la confirmación y atendiendo en dirección espiritual a otros, tanto estudiantes como trabajadores dentro de la universidad. 

-¿Cómo siente que aporta frente a la situación del COVID- 19?

Mi aportación frente el COVID-19 va a la par con mi misión de sacerdote en el mundo. Un sacerdote aporta al mundo en primer lugar con su oración y su dedicación a los demás. La parte de la oración se puede llevar a cabo con o sin COVID-19, así que esa aportación sigue intacta. En la dedicación a los demás me toca contribuir sea con mi trabajo dentro de los Legionarios de Cristo en el trabajo de oficina que llevaría igualmente desde este lugar aunque no hubiera confinamiento; como también con las clases, llamadas y encuentros que mantengo con los alumnos en línea.

-¿Qué es lo más difícil de trabajar en estas circunstancias? 

En estos instantes tengo el doble reto de comenzar una nueva labor, que siempre implica un desafío, y el reto de no poder encontrar personalmente a quienes sirvo. Apenas voy comenzando, pero al contactar con algunos alumnos que han perdido a un ser querido o están pasando por un tiempo difícil ¡cuánto me hubiera gustado poder darles un fuerte abrazo! Es triste que estas circunstancias actuales nos impidan tener estos gestos físicos, concretos que aportan consuelo, estima, compañía y afirmación del otro. 

-¿Cómo se siente frente a todo lo que está pasando?

En mí hay una gran variedad de sentimientos en estos momentos. Por una parte el de entusiasmo de comenzar a trabajar en la Finis para el bien de quienes están en ella. Por otra parte está la alegría de formar parte de un gran equipo de personas que están entregándose día a día para hacer de esta institución algo grande que marque la diferencia en este país. También tengo el sentimiento de suspense por no saber cuándo, cómo va a desarrollarse una labor ya normalizada donde las cosas puedan tener un ritmo normal.


Publicado el:

Miércoles, 15 Julio 2020